Aquello que no se puede ver

Aquello que no se puede ver es una nueva transmisión bajo el Velo Divino. En susurros, la Gran Madre Creadora nos mete más profundo en su cuerpo para seguir la metamorfosis. Bajo el Velo Divino las miradas separadas se hacen borrosas. Todo lo que es visible para la conciencia/mente humana, se deshace en su abrazo. El juicio y las opiniones, los límites y las definiciones colapsan y se convierten en bruma visual. Los opuestos se deshacen en una gran nube que no tiene principio ni fin. Y al no ver, uno recupera la visión del alma, la que carece de condicionamientos. En esa bruma visual, en la unión del todo, uno reacomoda su conciencia y se permite esa “ceguera”. En total entrega neuronal. Al no ver nada, el hemisferio izquierdo no puede imponer su visión limitada. Y el TODO se convierte en tu única referencia óptica. Ya no ves separación. Ya no ves fragmentación. Y te abris a una nueva concepción. Metamorfosis neuronal. El tercer ojo comienza a abrirse a medida que ambos hemisferios se balancean. Cuando todo se deshace en tu nervio óptico, una nueva percepción comienza a formarse que te abre a una mayor y mejor realidad. Los ojos de la Gran Madre son alucinógenos. Y en Aquello que no se puede ver, nos invita a que recordemos lo que es VER en Unión.